¿Es esta una víspera de la Navidad?

La mujer dobló la esquina y caminó hacia la Avenida Independencia. Iba sola, ya que las dos jovencitas que la acompañaban todas las semanas habían quedado saludándose cariñosamente en la puerta de la capilla. Al llegar a la avenida observó un tránsito inusual para esa hora. Con alivio, hizo señas al único taxi desocupado que paseaba morosamente por el otro lado de la avenida y comenzó a cruzar. Por el rabillo del ojo miró una figura masculina que se movía lentamente, sin perderla de vista, como esperándola…Ella se desvió unos pocos metros, y alejándose de la recta línea blanca peatonal, inventó una hipotenusa que la acercara al taxi, abrió la puerta con urgencia y se sentó en el precario refugio, mientras el chofer tocando la bocina como si fuera una alarma enloquecida, ponía el seguro del auto.
— ¿Vio señora al “arrebatador”? La estaba esperando…Creo que lo asusté, salió corriendo —comentó mientras aceleraba su corcel, sintiéndose orgulloso en su momentáneo papel de héroe ciudadano. La mujer asintió a la vez que suspirando una acción de Gracias pensaba en el riesgo de ambos, ya que bien podría haber sido un arrebatador, exhibicionista, violador, secuestrador express o alguien que sin razón alguna sacaba un arma y disparaba. El viaje se hacía lento. Los autos refunfuñaban su impaciencia por llegar a destino. ¡Cuánto movimiento en las calles de árboles abrillantados de guiños invitadores! Los carteles de los restaurantes presumían sus luces invitadoras en histérico juego.
-¡Hola! ¡Hola! ¿Adónde vamos a…? No tenemos nada reservado… -oía la mujer fragmentos de conversaciones afectuosas.
Un grupo de siete u ocho adolescentes compartían varias latas de cerveza, mientras apuraban con epítetos soeces a una compañera distraída que apoyaba su juvenil mareo alcohólico sobre una vidriera. Más adelante, casi tropezó con unos niños que juntaban cartones y despanzurraban malolientes bolsas de residuos, cuyos olores ácidos saludaron burlones al camión recolector de basura que paseaba sus fauces vacías por las calles convertidas en basurales.
Algunos olvidados por todos dormitaban ya en la vereda sus carencias e injusticias. Justo, esa noche, unas horas más tarde se levantarían las copas cristalinas con espumosos brindis de amor y paz…

No es este el mundo que quiero
este es el que hemos hecho
o deshecho
mundo de inseguridades y crispaciones
de inequidades y falta de pan
con corazones cerrados por egoísmos
y torpe recelo enquistado y lacerante

por eso mientras extiendo mis brazos
canto villancicos de alegría y llanto
para que busquemos lo mejor de nuestra alma
y lo vivamos en el mundo, en la familia,
en este foro de amistad y poesía…
Para eso vino el que nació en Belén
yo quiero entregarme en sincero abrazo solidario
pidiendo: haya paz y entendimiento…
¿Y tú?


ELSA G.

1 comentario:

Kalec dijo...

Un dolor profundo asintiendo a un terrible texto, reflejo fiel de la realidad con el paradójico sentimiento de lo exquisitamente expresado sin poder dejar de leerlo pese a la triste realidad.

Te felicito y pido a DIOS me conceda un pequeño porcentaje de tu talento !

Orgulloso de contarme entre tus amigos, te abrazo sobre mi corazón !